El planteamiento de este estudio (2011-2013) surge de la necesidad e importancia de llevar a cabo una buena gestión de los residuos generados durante el proceso de producción del aceite de oliva virgen y del aderezo de la aceituna de mesa, y de los problemas creados por alpechines, fitotóxicos y no biodegradables que, en la actualidad, son acumulados en grandes balsas o como los alperujos (65-70% de H20) que son sometidos a un duro proceso de secado en las orujeras, con un elevado coste y en el que además, el agua se pierde en forma de vapor en la atmósfera, con los problemas medioambientales y económicos que esto genera.
Cualquier planteamiento técnico y de gestión para resolver el problema señalado debe contar con un enfoque tecnológico cuyo estudio básico analice, de forma rigurosa, los fundamentos para lograr un reequilibrio competitivo sobre la base del mejor balance entre bienes y males ambientales –bienes públicos – que induzca un modelo de buenas prácticas aplicable a la cadena de valor del olivar. Tal modelo, puede contribuir, como otros, a la adopción de referencias de ajuste en las negociaciones internacionales sobre el mercado del aceite con la introducción, novedosa, de las consideraciones medioambientales asociadas.
El marco referencial de partida de este estudio parte de la constatación de hechos diversos: a) desde hace ya algunos años las sociedades empiezan a demandar cantidades crecientes de bienes públicos de naturaleza ambiental y, b) la producción de aceite de calidad para satisfacer las necesidades de la sociedad, es una demanda importante, pero no es la única demanda ni necesariamente la más importante. Las sociedades empiezan a requerir de los sistemas agrarios primarios, el olivar entre ellos, múltiples demandas alternativas: la captura del CO2 atmosférico, la defensa de la biodiversidad, la reducción de la erosión de los suelos, la solución al problema de los residuos líquidos generados en los procesos de extracción del aceite de oliva virgen, los lixiviados de alperujos, etcétera. Además todo este conjunto de demandas, de bienes privados, esenciales para el bienestar de la sociedad y de bienes públicos de naturaleza ambiental, desea hacerse dentro de un contexto de una gestión productiva en equilibrio con el medio natural; es decir, dentro de un contexto de sustentabilidad.